martes, 29 de mayo de 2007
¿Cuántos habitantes tiene Etiopía?
lunes, 28 de mayo de 2007
Autoescuelas de Addis: adiós al 600
sábado, 26 de mayo de 2007
La pobreza contada con ternura
Nos pasa Ana el enlace de este vídeo que colocó Rocío en uno de los foros de Yahoo sobre adopción. Pertenece a la serie de grabaciones que se están haciendo dentro del programa Young Lives, un estudio internacional sobre la pobreza en la infancia en el que participan, entre otros, Save the Children. El proyecto se desarrolla en Etiopía, Perú, India y Vietnam.
En la grabación, Elene, una niña de 8 años de un suburbio de Addis Abeba, cuenta con ternura la durísima realidad que viven los niños pobres de los países pobres. Elene convive con la miseria, pero para ella sus vecinos son ricos y afortunados: tienen teles, sofás y cedés.
El relato de Elena (ella habla en amariña y los subtítulos están en inglés) es el siguiente:
"Tengo ocho años y en mi barrio todos son ricos. Tienen televisión, sofás, cedés... Yo no. Los niños van a la escuela todo el día. Yo sólo voy medio día porque no tenemos dinero suficiente.
En el barrio huele mal. Los vecinos de otros barrios tiran aquí sus basuras... Mi mamá nunca me deja jugar fuera. Dice que puedo ponerme enferma, incluso puedo coger la malaria. Por eso nunca voy fuera. Cuando me pongo enferma no voy al médico; cojo hierbas, cubro mi cuerpo con ellas, me voy a dormir y ya me pongo mejor.
Hace cuatro años se murió mi padre. Cuando él vivía no teníamos problemas. Ahora no tengo ni idea dónde consigue mi madre la comida y el dinero. Si hay comida comemos, si no sobrevivimos con guisante asados.
Tengo dos hermanos y tres hermanas. Yo soy la más pequeña. Ellos me gustan, pero mamá es mi favorita.
Cuando sea mayor no me voy a casar. Voy a ayudar a mamá."
Desde la página de Youtube en la que se ve este vídeo podéis ir enlazando con más documentales de la misma serie. Gracias Ana.
viernes, 25 de mayo de 2007
Día de la Liberación de África
jueves, 24 de mayo de 2007
Una canción infantil
miércoles, 23 de mayo de 2007
Gente de Addis Abeba (2)
martes, 22 de mayo de 2007
Etiopía reduce la mortalidad infantil, pero aún es un mal sitio para ser madre
El dato esperanzador es que desde 1990, Etiopía redujo en un 20% la mortalidad de niños menores de cinco años. Está entre los diez países africanos con mayor avance. Con todo, el buen dato no puede ocultar una realidad dramática: 164 de cada mil niños nacidos con vida fallecen antes de llegar a los cinco años.
Existe una razón para que Etiopía siga siendo uno de los peores lugares del mundo para ser madre. Se llama fístula obstétrica y se caracteriza por una abertura entre la vagina, la vejiga y el recto que provoca pérdidas incontroladas de orina y heces. En la mayoría de los casos, las mujeres afectadas pierden a sus hijos en el parto. La lesión no sólo deja un problema físico de por vida, sino que causa una penosa marginación social y familiar, hasta el extremo que algunas son recluidas en pequeños habitáculos fuera de la vivienda. Brutales violaciones, la maternidad a edades muy tempranas (casi niñas), las malformaciones producidas por desnutrición y enfermedades, los partos en casa y en malas condiciones (sólo el 6% recibe atención especializada) y la propia marginación de las mujeres son las causas del mal.
Desde hace más de 30 años, una médico australiana llamada Catherine Hamlin opera a cientos de mujeres cada año en un hospital que montó con su marido en Addis Abeba y que se mantiene gracias a las ayudas que recibe, a través de fundaciones y onegés. A los 80 años sigue operando y dando instrucción a las chicas etíopes en su lucha contra esta enfermedad, otra losa que aplasta a los países pobres.
Para terminar, dejamos enlazados dos vídeos. Uno (en inglés) sobre el hospital de Catherine Hamlin en Addis Abeba, y otro(en italiano)de Save the Children sobre la situación de la infancia en Etiopia.
lunes, 14 de mayo de 2007
Ceremonia del café, la hospitalidad etíope
El lavado. En primer lugar, se lava en una tina el grano sin tostar. Se frota enérgicamente con las manos y se renueva el agua al menos un par de veces. Es el momento de eliminar algún grano malo e impurezas.
El tostado. Mientras se va lavando el café, en un infiernillo metálico en forma de pequeña tolva se va haciendo la brasa. Sobre ella se coloca un platillo casi plano sobre el que, con calma y removiéndolo una y otra vez, el café se va dorando.
Los aromas. En Etiopía el café no es sólo un placer para el sentido del gusto. Los aromas son importantes. Una vez tostado el grano, la anfitriona pasa el platillo humeante ante los invitados para que puedan disfrutar del aroma del café. Además, durante la ceremonia y utilizando brasas de la cocinilla, se queman maderas olorosas, especialmente incienso y sándalo. Sirven para hacer más envolvente el ambiente, pero el origen de esta costumbre está en la capacidad de estos humos para espantar el mosquito de la malaria.
La molienda. Una vez bien tostado, el café se muele a mano. En un pequeño recipiente, como un mortero alto y estrecho, se coloca el grano. Con la precisión que sólo puede dar la experiencia, se golpea con una vara larga y pesada (puede ser una barra metálica) hasta que se consigue un polvo fino.
La infusión.Con el grano tostado y molido, se coloca en una jarra de cuello estrecho y base ancha a la que se añade agua. Se coloca sobre el mismo fogón en el que se tostó el café hasta que hierve.La forma del recipiente y la pericia de quien lo sirve impide que los posos se mezclen con la infusión. El material con el que está hecha la cafetera también influye en el sabor final del café.
El servicio. Servir el café también tiene su ritual. Hay que hacerlo con cuidado para que no suelte posos. Se sirve desde una altura de diez o quince centímetros, bien caliente y normalmente en tazas sin asa. El café se acompaña con palomitas de maíz, una vieja tradición que no debe confundirse con los hábitos introducidos por el cine y la televisión. En otros casos se sirve kolo, que es una mezcla de semillas de cereales tostadas.
viernes, 11 de mayo de 2007
Kaldi, la leyenda del origen del café
La leyenda dice más o menos así:
Un día como otro cualquiera, allá por el año seiscientos, un pastor llamado Kaldi salió con sus cabras a la montaña. Los montes eran frondosos, ricos en pastos y llenos del colorido que le daba una enorme variedad de plantas. Kaldi despertó de la siesta porque sus cabras se comportaban de manera extraña: estaban nerviosas, no paraban de saltar y más que balar parecía que se tronchaban de risa. En resumen, ¡estaban como cabras!. Observó a los animales y comprobó que la fiesta empezaba cuando comían unas apetitosas bayas rojas que crecían en racimos en un arbusto.
Cortó una rama de aquella especie de cerezas y se la llevó a un monje sabio de un convento que había en el valle. El sacerdote, tras escuchar la historia que le contó Kaldi, decidió cocinar aquellas frutas carnosas. El resultado fue tan amargo que arrojó con desprecio las ramas al fuego. Pero en ese instante, el agradable olor que desprendieron las semillas al tostarse con las brasas del fogón les hizo pensar que los animales no podían estar equivocadas cuando volvían una y otra vez a comer en los arbustos de frutas encarnadas.
Así fue como Kaldi y el monje sabio descubrieron que tostando las semillas se podía hacer una infusión rica y estimulante. Al pastor ya nunca le fallaron las fuerzas para, después de desperezarse y preparar una infusión de buna, subir montaña arriba con sus cabras.
Nota: La ilustración de este comentario es la portada de un cuento que relata la historia de Kaldi, en versión de Sauda Mdahoma con ilustraciones de Sari Nordberg. Lo edita Shama Children's Book Series. Lo compramos en Addis Abeba, en la librería situada enfrente de la Iglesia de San Esteban, junto a la plaza Meskel.
domingo, 6 de mayo de 2007
Kaldi's, la réplica a Starbucks en Addis Abeba
Buen café, dulces y un ambiente agradable. Vale la pena venir hasta Kaldi's a tomarse un café y conocer otro rostro de Addis Abeba (una vez más el contraste con la miseria que acampa unos metros más allá, junto a la verja de la gran iglesia).
viernes, 4 de mayo de 2007
Starbucks reconoce el café de Etiopía, pero se resiste a pagar más a los agricultores
Esta es la primera parte de Black Gold